Últimos días de verano, y ya comienzan a acumularse muchas tareas y proyectos, que habrá que poner en marcha en los próximos meses.
La época estival sirve para desconectar, descansar y “recargar pilas”, pero a menudo, también produce la sensación de desentreno que puede hacer que nos sea más difícil conseguir resultados y ser productivo/as.
Nos gustaría compartir con vosotros algunas pautas que ayuden a volver pronto a la normalidad.
Lo primero es aterrizar, está claro. Es bastante común idealizar las vacaciones. La ausencia de horarios, el descanso y la vida al aire libre está bien, pero lo cierto es que si esto durase mucho más tiempo acabaríamos cansados de no hacer nada. La temida rutina, tiene sus cosas positivas, nos ayuda a llevar una vida más ordenada, y sobre todo a valorar y aprovechar más los ratos de descanso, que también los hay, en las semanas de trabajo.
En conclusión, agradecer tu tiempo de descanso y asimilar que el fin de las vacaciones tiene una parte “dulce”, que nos ayudará a pensar en positivo e ilusionarnos con otras cosas.
La parte física tiene su importancia. Acertar en el equilibrio entre disfrutar los pequeños placeres del verano, y la imposición férrea de horarios y dieta, será la clave para ir acostumbrándonos de manera positiva a este estupendo otoño que se avecina.
Para retomar el trabajo es importante fijar objetivos concretos y a corto plazo. Planificar, nos hará más productivos/as, y el ir consiguiendo metas, aumentará nuestra energía y motivación. Contactar con compañeros/as y colaboradores, revisar el correo en orden inverso (para no olvidar ningún detalle importante) y cumplir los horarios, son otros de los consejos de utilidad para que en pocos días estemos al cien por cien.
Y como dijo el deportista Wade Boogs…
Una actitud positiva provoca una reacción en cadena de pensamientos, eventos y resultados. Es un catalizador y desata extraordinarios resultados.
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