El mercado laboral es la confluencia de las personas dispuestas a trabajar y de las empresas que desean contratar.
Dentro de las personas disponibles para trabajar, encontramos perfiles de diversos tipos, los cuales pueden responder o no a la demanda que tienen las empresas.
Actualmente, en el mercado laboral para ocupar un puesto ofertado por una empresa, existen muchas personas candidatas que aspiran a la contratación, pero ¿por qué tengo que ser yo y no otra persona? Muy sencillo, sea cual sea el puesto al que aspiramos, tenemos que ser el/la mejor candidato/a que pueden contratar distinguiendonos por nuestros méritos en el mercado laboral.
Para ello, tenemos que saber quiénes somos y hacia dónde vamos, es decir a qué nos queremos dedicar profesionalmente. Identificada la profesión y/o ocupación a la que nos queremos dedicar, tenemos que diferenciarnos con respecto a otras personas que aspiran al mismo puesto demandado por la empresa.
Esta diferenciación, ha de producirse con la generación de un valor añadido. ¿Cómo generamos valor añadido?
Con la mejor cualificación, una formación adecuada y actualizada en todo momento que nos permita ser competitivo/a en el mercado de trabajo. Dicha formación ha de ser adecuada a lo que queremos ser, complementada con cursos de especialización, de extensión formativa, de competencias específicas en la materia y con algo que ya es esencial para trabajar en un mercado globalizado, el conocimiento de al menos un idioma.
Tenemos que tener en cuenta que el mercado es cambiante al igual que el entorno de las empresas, por lo que para seguir generando valor, hemos de tener una actitud proactiva a la formación continua, bien estando ocupados (trabajando en una empresa) o estando desempleados, esta actitud es muy valorada por las empresas, a la hora de distinguir entre las personas que se presentan a un mismo puesto en un proceso de selección.
Por otro lado, hemos de tener en cuenta la formación como seres humanos, es decir aquello que hacemos que nos hace crecer y enriquecernos como personas, además de la adquisición de competencias que son necesarias para la vida diaria. En este desarrollo de la vida diaria, cuenta mucho aquello que hacemos y lo que dejamos de hacer, las decisiones que tomamos y las consecuencias que tienen, ya que en esta sociedad de la información todo queda reflejado y cualquier acción que hagamos podrá repercutir en nuestro valor añadido tanto positiva como negativamente, lo que podrá ayudarnos a encontrar un trabajo o a que, por el contrario, no haya resultados.
En conclusión, para poder encontrar un trabajo, hemos de formarnos en todos los sentidos, identificar aquello que somos y queremos, para poder dar lo mejor de nosotros y nosotras.
“No lo olvides, formarte genera nuevas oportunidades”
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