En este mes de septiembre, se ha aprobado la Ley de Reforma del Sistema de Formación para el Empleo en ámbito laboral (Ley 30/2015), se introducen novedades y cambios, y las empresas tienen ya un nuevo marco normativo para gestionar la capacitación de sus empleados. De hecho, se prevé que para las materias que no tengan aún desarrollo reglamentario, esté disponible en el primer trimestre de 2016.
Entendemos ese cambio de legislación como necesario y esperamos que la nueva regulación dé respuesta a las necesidades en esa operativa. Pero ¿es suficiente para conseguir una formación continua de calidad? Nuestra opinión, como consultores de recursos humanos, es que además de regular, será necesario reorientar.
No sólo es necesario cambiar las reglas, sino el enfoque. Tenemos las directrices, pero no la hoja de ruta. En los últimos tiempos, la formación en el ámbito laboral, ha perdido su principal objetivo: dar respuesta a una necesidad de capacitación, formar en los conocimientos o habilidades necesarias para el mejor desempeño del puesto. En muchos casos, no se parte de una correcta detección de necesidades formativas y el diseño de un programa adaptado a esta fase de diagnóstico, no se forma bajo el criterio de eficacia esperando la consecución de objetivos concretos, y por último, no se evalúan los resultados con la perspectiva de mejora.
En conclusión, creemos que no sólo hay que cambiar el mecanismo, sino la visión. La formación en la empresa tiene que tener como objetivo principal la mejora continua, en definitiva tiene que producir resultados. Las empresas necesitan ser competitivas, y una de las mejores inversiones es la de cualificar su capital humano. Pero esta inversión, fruto del esfuerzo de empresas y administración, debe ser realizada y evaluada desde un punto de vista estratégico, midiendo sus resultados, tanto términos de productividad como de realización profesional de la plantilla.
TRESPASOS CONSULTORES
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